Estudios funcionales respiratorios
El estudio funcional respiratorio se trata de una exploración inocua que permite mediante maniobras estandarizadas obtener unos valores de espirometría, volúmenes pulmonares y difusión de monóxido de carbono.
Estos parámetros son clave en la evacuación diagnóstica y en el seguimiento de los pacientes con enfermedades respiratorias.
Son pruebas muy útiles para valorar la capacidad funcional de nuestro aparato respiratorio y poder realizar una correcta monitorización de la función pulmonar.
Además, permiten en muchas ocasiones sospechar una futura afectación pulmonar en un paciente con enfermedad inflamatoria o autoinmune sistémica y poder instaurar un tratamiento precoz.
¿Para qué sirven las pruebas funcionales respiratorias?
- Evaluación diagnóstica y seguimiento de enfermedades broncopulmonares, como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
- Diagnóstico diferencial de enfermedades respiratorias. Estudio de la disnea (falta de aire).
- Estudio de la disnea (falta de aire).
- Evaluación de la respuesta a tratamientos, como los inhaladores o los corticoides orales.
- Evaluación previa a operaciones de pulmón, fundamentalmente en el caso de tumores, y del riesgo quirúrgico de otras intervenciones
- Considerar discapacidades laborales.
Estas pruebas están contraindicadas en las personas que han sido sometidas a intervenciones de cabeza, cuello, tórax o abdomen, y en personas que han sufrido un infarto o un ictus en los últimos 3 meses.
Asimismo, no están recomendadas en personas que tienen angina inestable (molestia en el pecho causada por el flujo deficiente de sangre a través de los vasos sanguíneos) o procesos de agudización respiratoria y que están sometidas a tratamientos con antibióticos y/o con corticoides orales, quienes tendrán que retrasar las pruebas funcionales entre 2 o 3 semanas.
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